Nuestros 7 pecados capitales


· Roberto de Vries


El país que tenemos que enfrentar en profundo. Cuando uno sabe del pecado que comete, más importante que el perdón son la rectificación y la reparación.

Sí entendemos como pecado lo que dice la Real Academia Española como la segunda acepción de la palabra, “Cosa que se aparta de lo recto y justo, o que falta a lo que es debido.”, podemos analizar nuestro comportamiento colectivo y desde el área psicosocial, lo que hago sin ganas de culpar a nadie sino de concienciar las fallas que debemos reparar entre todos, podemos hacer una lista de los siete elementos que, a mí juicio, son los fundamentales como generadores permanentes de malestar y de ineficiencia como colectivo, pensando -además-, que tenemos una serie importante de virtudes que sí bien no terminan por generar una sociedad desarrollada, pienso que sí han logrado detener y retardar el caos que generarían los defectos o pecados tan importantes como los que evaluamos a continuación. Con la intención de profundizar cada uno de los pecados y de, colocarle, cuál es la virtud que se le opone para aminorar su efecto y, aún, para proponer de manera general dónde pueden encontrarse algunas soluciones, los pecados que cometemos y sufrimos los venezolanos como sociedad, son los siguientes,

Primer Pecado. Amor Incompleto.
Es quizás la causa que genera o, al menos, alimenta muchos de los otros pecados es, sin duda alguna, nuestra defectuosa forma de amar lo que se explica por la superficialidad como lo hacemos y que traducido en nuestra metódica de investigación, está en que amamos a través de la cercanía, no haciéndolo a través de las otras dos acciones del amor que son la aceptación de lo amado tal como es
y el mejoramiento que le podamos hacer. De esta forma, el amor de nosotros, como sociedad, termina siendo tan coyuntural como sea la presencia del otro en nuestro espacio.

Segundo Pecado: patriarcado matricentrista.
Este se puede resumir en la conducta que nos produce socioculturalmente la presencia de un patriarcado que se traduce en la visión del hombre fuerte como el modelo a seguir, con toda su individualidad y egocentrismo que convive, en una extraña reunión, con el matricentrismo que hace de la madre, la verdadera ejecutora de la gestión diaria de los hogares. Esto hace que la búsqueda del padre admirado por su poder pero ausente se oponga al ejemplo de la madre que, al mismo tiempo tiene que ser dura y sacrificada para sacar adelante a los hijos. Lo que resulta son unos hijos que quieren tener el poder y la libertad del padre pero que no quieren seguir el modelaje de la madre a la que tanto respetan.

Tercer Pecado: Vivir el Presente.
La ausencia de un pasado funcional que niega así, sus lecciones y legado al unirse a la cada vez más grave ausencia de proyectos de logros a futuro, nos sume en un presente complicado y sin verdadero sentido en la que gran parte de las personas no logran contestar con claridad el para qué viven. El presente se agrava continuamente.

Cuarto Pecado: Ausencia de Capital Social
Al carecer de la conciencia de unos valores comunes, en los que, ninguno de los tradicionalmente aceptados (justicia, verdad, democracia) son aceptados por todos y, sobre todo, por la desconfianza que todo venezolano parece estar sintiendo por sus compatriotas, impide generar el capital que se logra cuando los seres humanos se integran dentro de un mismo sistema. Esto hace imposible que se haga un capital social efectivo.

Quinto Pecado: El Ejercicio del Poder
La presencia de un venezolano que le gusta más demostrar su poder “no haciendo lo que quiere o necesita” y que, además, demuestra una predilección de mostrar su poder social a través de acciones que le prohíban a los otros hacer lo que requieren o desean, nos habla de un venezolano que siente que ejerce mayor poder cuando es rebelde y castigador que cuando, es proactivo y prescriptivo. Evolucionamos como personas y como grupos para cada vez hacer menos y prohibir más.

Sexto Pecado: Comunicación Distorsionada
Los venezolanos, de acuerdo a nuestras investigaciones, tenemos parámetros comunicacionales en los cuales los más que hacemos es discutir (tratar de ganar por ganar) y conversar (comunicaciones abiertas sin agenda establecida que no llegan a nada concreto) evadiendo por completo el diálogo que propone la búsqueda de la verdad.

Séptimo Pecado: Déficit Conceptual
Lo expresé hace dos semanas y muestra una gran incapacidad para tener conceptos claros sobre lo que pareciera determinante y que, por regla general, hace que siempre nos mostremos de acuerdo con todos los planteamientos, lo que, en áreas importantes produce unas contradicciones muy graves porque más que dudas que confrontar con los demás, nos hace establecer acuerdos que terminan siendo falsos e ineficientes porque realmente no lo asumimos cuando lo acordamos y que, tan sólo sirven para salir del paso en momentos críticos.

La intención que tengo, con esta lista, no es ser nuevamente hipercrítico con los defectos que tenemos como colectivo sino, tratar de hacer conscientes una serie de fallas que no evadidas, nos hagan tener conductas más coherentes en su lucha. Todos estas fallas que hemos llamado “pecados” en la acepción establecida, terminan siendo, fácilmente superables cuando se conocen
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